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US Public Health Service. Guía de tratamiento del tabaquismo. Barcelona: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica; 2010.

Cover of Guía de tratamiento del tabaquismo

Guía de tratamiento del tabaquismo.

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1Visión general y métodos

INTRODUCCIÓN

Se ha citado al tabaquismo como la primera causa evitable de enfermedad y muerte en nuestra sociedad, y produce más de 435.000 muertes cada año en los Estados Unidos37,38. Se sabe que el consumo de tabaco es causa de múltiples cánceres, enfermedades cardíacas, accidente cerebrovascular, complicaciones del embarazo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras muchas enfermedades4. Recientes estudios han confirmado el peligro para la salud que supone la inhalación involuntaria del humo del tabaco4. A pesar de los peligros para la salud y de la conciencia pública de los mismos, la prevalencia del consumo de tabaco se mantiene sorprendentemente alta. Estimaciones recientes mantienen que el 21% de los estadounidenses adultos fuman3, lo que representa aproximadamente 45 millones de fumadores adultos habituales3,39. Más aún, el consumo de tabaco es una enfermedad pediátrica40–42. Cada día aproximadamente 4.000 jóvenes entre 12 y 17 años fuman su primer cigarrillo y aproximadamente 1.200 niños y adolescentes se convierten en fumadores habituales a diario43,44. Como resultado de lo anterior, una nueva generación de estadounidenses tiene riesgo de padecer las consecuencias extraordinariamente nocivas del consumo de tabaco.

El tabaquismo supone un alto coste para la sociedad al igual que para el individuo. El coste sanitario atribuible al tabaquismo se estima en 96.000 millones de dólares al año en costes directos y otros 97.000 millones de dólares por pérdida de productividad28. Se ha estimado que el coste adicional para la sociedad por cajetilla es aproximadamente de 7,18 dólares por cajetilla45 y que el coste combinado para la sociedad y para el individuo fumador y su familia por cada cajetilla es de casi 40 dólares46. Si todos los fumadores cubiertos por la asistencia pública sanitaria estadounidense dejaran de fumar, los ahorros anuales de dicho sistema asistencial serían de 9.700 millones de dólares después de 5 años47.

A pesar de las trágicas consecuencias del tabaquismo, tanto los profesionales sanitarios como los sistemas sanitarios no lo tratan de manera homogénea y efectiva. Por ejemplo, en 1995, y coincidiendo con la publicación de la primera Guía de práctica clínica, se identificaba el hábito tabáquico en sólo el 65% de las visitas médicas, y el consejo para dejar de fumar sólo se ofrecía al 22% de los fumadores48,49. Más aún, el tratamiento sólo se ofrecía a aquellos fumadores que ya tenían enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco48. Este patrón comenzó a mejorar de forma gradual en 2005, momento en el que el 90% de los fumadores refería que se les había preguntado por su hábito tabáquico, y más del 70% había recibido algún tipo de consejo médico23,50,51. Sin embargo, sigue sin evaluarse ni intervenir de forma homogénea en los fumadores a pesar de los sólidos datos de que incluso una intervención breve puede ser eficaz en diferentes poblaciones de fumadores52–58. También el uso de medicaciones eficaces es bajo. De los fumadores habituales que intentaron dejar de fumar al menos 1 día en el año anterior, únicamente el 21,7% empleó fármacos para dejar de fumar33.

En esta Guía se concluye que en el tabaquismo confluyen extrañas y diferentes circunstancias: (1) alta capacidad de dañar la salud4; (2) ausencia de intervención homogénea por parte de los profesionales sanitarios; y (3) disponibilidad de intervenciones eficaces. El último punto se confirma con datos que indican que las intervenciones dirigidas al tabaquismo, cuando se realizan de manera oportuna y eficaz, pueden reducir rápidamente el riesgo de sufrir enfermedades debidas al consumo de tabaco6–13. Efectivamente, es difícil identificar otra enfermedad que presente a la vez tal combinación de letalidad, prevalencia y desatención, a pesar de disponerse de intervenciones eficaces y asequibles.

Hay barreras importantes que interfieren con la evaluación y el tratamiento de los fumadores por parte de los profesionales sanitarios. Muchos profesionales sanitarios carecen de conocimientos sobre cómo identificar de forma rápida y fácil a los fumadores, qué tratamientos son eficaces, cómo se deben administrar estos tratamientos y la eficacia comparativa de los diferentes tratamientos59–62. Además, los profesionales sanitarios pueden no intervenir debido a un inadecuado apoyo institucional para la valoración y el tratamiento sistemáticos de los fumadores48,60,63, y por otras razones como limitaciones de tiempo, poca experiencia en las intervenciones para el abandono del tabaco, la falta de cobertura de estos tratamientos por las aseguradoras, o reembolso inadecuado del tratamiento64–67.

FUNDAMENTO DEL DESARROLLO DE LA GUÍA Y LAS ACTUALIZACIONES PERIÓDICAS

A principios de la década de los 90 la Agency for Health Policy and Research (AHCPR; actualmente Agency for Health Care Research and Quality [AHRQ]) decidió formar un panel de expertos para desarrollar la Guía “Smoking Cessation Clinical Practice Guidelines” (La “Guía”), que sería la número 13 de la serie de Guías de Práctica Clínica de la AHCPR. La necesidad de esta guía se basó en varios factores: prevalencia del tabaquismo, mortalidad y morbilidad debidas al consumo de tabaco, carga económica que supone el consumo, variaciones en la práctica clínica, disponibilidad de métodos que mejoren la atención y disponibilidad de datos que avalen las recomendaciones. Se distribuyó más de 1 millón de copias de la Guía de 1996 y de sus apéndices. Las recomendaciones de la Guía original inspiraron cambios en diversos contextos asistenciales, como las organizaciones de asistencia gestionada y la Veteran Health Administration. La Guía original también ofrecía un marco para la formación de profesionales sanitarios, administradores y creadores de políticas sanitarias sobre la importancia del tabaquismo y de su tratamiento. Estimuló discusiones que abordaron el desarrollo de programas para el tratamiento del tabaquismo a los niveles federal y estatal y por parte de organizaciones médicas profesionales.

Nuevos e importantes trabajos de investigación sobre el tabaquismo y su tratamiento permitieron la actualización de la Guía en el año 2000, cuyos autores fueron los miembros del panel de expertos que elaboraron la Guía de 1996. La actualización del año 2000 fue un producto del U.S. Public Health Service (PHS) financiada por un consorcio de entidades privadas y públicas que incluía a la AHRQ, el National Cancer Institute (NCI), el National Heart, Lung and Blood Institute (NHLBI), el National Institute of Drug Abuse (NIDA), los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la Robert Wood Johnson Foundation (RWJF) y la University of Wisconsin School of Medicine and Public Health Center for Tobacco Research and Interventions (UN-CTRI).

La Guía del año 2000, titulada “Treating Tobacco Use and Dependence”, incluía recomendaciones específicas de base científica para guiar a los profesionales sanitarios, especialistas en el tratamiento del tabaquismo, compañías de seguros, empresarios y los consumidores y gestores sanitarios en sus esfuerzos para desarrollar y aplicar cambios clínicos e institucionales que favorecieran la identificación fiable, la evaluación y el tratamiento de los pacientes que consumen tabaco68. Este título da énfasis a tres verdades sobre el tabaquismo68. Primero, todos los productos del tabaco, y no sólo los cigarrillos, devastan las arcas y el bienestar nacional. Segundo, para la mayoría de los consumidores de tabaco, su consumo constituye realmente una drogodependencia, comparable a la dependencia que producen los opiáceos, las anfetaminas y la cocaína69–72. Tercero, el tabaquismo requiere una intervención clínica y, como otras enfermedades crónicas, puede ser necesario repetir estas intervenciones a lo largo del tiempo73,74.

El documento “Treating Tobacco Use and Dependence” del año 2000 fue la Guía más difundida de las que publicó la AHRQ, con más de 5 millones de copias, tanto de la guía como de sus apéndices. Más aún, tuvo una enorme influencia en el empleo del tratamiento para ayudar a dejar de fumar y en las políticas sanitarias en todo el mundo, sirviendo de base de las guías de Australia, Canadá, Chile, Japón, Portugal y Suiza, además de otros países.

La continua expansión de nuevos hallazgos científicos sobre el tratamiento eficaz del tabaquismo ha llevado a la realización de la presente actualización, Tratamiento del tabaquismo: actualización de 2008. La actualización de 2008 revisa todos los datos científicos disponibles desde 1975 hasta 2007 sobre temas seleccionados, revisándose en total más de 8.700 publicaciones científicas. El resultado de aplicar esta revisión metodológicamente rigurosa es un conjunto actualizado de recomendaciones sobre el consejo y el tratamiento eficaces del tabaquismo y sobre las políticas institucionales que puedan guiar al profesional sanitario, al especialista y a los sistemas sanitarios en la intervención sobre los fumadores. El apéndice D resume las nuevas recomendaciones y los cambios realizados a la Guía de 2000. Esta Guía va dirigida a todo profesional que atiende a los fumadores: médicos, profesionales de enfermería, auxiliares de enfermería, asistentes de los médicos, practicantes, dentistas, higienistas, terapeutas respiratorios, psicólogos, consejeros de salud mental y farmacéuticos, entre otros. Los beneficiarios finales de esta Guía son los fumadores y sus familiares.

La mayoría de los estadounidenses que consumen tabaco son fumadores de cigarrillos. Como resultado de lo anterior, la mayor parte de la atención clínica y de la investigación se ha fijado sobre el tratamiento y evaluación de los fumadores. Los profesionales sanitarios, sin embargo, deberían intervenir sobre todos los consumidores de tabaco, no sólo sobre los que fuman cigarrillos. Para fomentar una implantación amplia de esta Guía actualizada, se ha intentado por todos los medios describir intervenciones que sean relevantes para todas las formas de consumo de tabaco. En algunas secciones de esta Guía se utiliza el término fumador en lugar de consumidor de tabaco. El uso del término “fumador” significa que todos los datos relevantes para una recomendación brotan de estudios de fumadores de cigarrillos. En el Capítulo 7 se pueden encontrar más comentarios de otras labores de tabaco.

La Guía actualizada del 2008 concuerda en general con los hallazgos de la Guía de 2000 (véase Apéndice D). Es también importante el hacer notar que se han publicado otras Guías y análisis sobre el tratamiento tabaquismo, con hallazgos concordantes, como las guías de la American Psychiatric Association75.76, la American Medical Association 77 , la American Dental Association78, la American Nurse Association79, el American College of Obstreticians and Gynecologists, el Institute of Medicine80, la Guía del Reino Unido81 y la colaboración Cochrane (www.cochrane.org/index.htm). Finalmente, en toda la actualización de la Guía, se utilizarán de forma indistinta los términos “tratamiento del tabaquismo” y “ tratamiento de la dependencia del tabaco” para enfatizar el hecho de la doble forma de intervención sobre la enfermedad crónica y sobre la dependencia.

EL TABAQUISMO COMO ENFERMEDAD CRÓNICA

En el tabaquismo se manifiestan muchas características de una enfermedad crónica. Sólo una pequeña proporción de los consumidores de tabaco logra mantener la abstinencia tras un primer intento de abandono. La mayoría de ellos persiste en el consumo de tabaco por muchos años y generalmente pasa por períodos de abstinencia y recaídas. No apreciar la naturaleza crónica de la dependencia del tabaco impedirá que los profesionales sanitarios valoren y traten de forma homogénea a los fumadores.

Datos epidemiológicos indican que actualmente más del 70% de los 45 millones de fumadores estadounidenses desearía dejar de fumar, y aproximadamente el 44% responde que intenta dejar de fumar todos los años3. Lamentablemente, la mayoría de estos esfuerzos de dejar de fumar no tendrá ayuda ni éxito. Por ejemplo, de los 19 millones de fumadores adultos que intentaron dejarlo en 200539, sólo del 4% al 7% tenía probabilidad de éxito82,83. Estos datos desaniman tanto a los fumadores como a los profesionales sanitarios.

Los abordajes actuales para tratar el tabaquismo deberían reflejar la cronicidad de esta dependencia. Un modelo de enfermedad crónica reconoce la naturaleza de la afección a largo plazo, con la expectativa de que el paciente pasará por períodos de recurrencia y remisión. Si se reconoce que la dependencia del tabaco es una enfermedad crónica, los profesionales sanitarios entenderán mejor la naturaleza recidivante de la enfermedad y la necesidad de tratar al paciente de forma crónica, no sólo aguda. La existencia de numerosos tratamientos eficaces aporta a los profesionales sanitarios y a los pacientes muchas opciones en el caso de que sean necesarios varios intentos de abandono.

Un modelo de enfermedad crónica pone de manifiesto a los profesionales sanitarios la importancia de continuar la educación, la terapia conductual y el consejo a lo largo del tiempo. Aunque muchos profesionales sanitarios se sienten cómodos a la hora de aconsejar a sus pacientes sobre otras enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial o la hipertrigliceridemia, muchos piensan que son menos eficaces cuando aportan consejo a los fumadores84,85. Como en estas otras enfermedades crónicas, se debería animar a los profesionales sanitarios a que dieran a los fumadores consejo breve para dejar de fumar, terapia conductual y medicaciones apropiadas. Es importante que los profesionales sanitarios sepan que la valoración y el tratamiento del consumo de tabaco generalmente llevan a una mayor satisfacción de los pacientes con la asistencia sanitaria23,50,86–88. Más aún, los cambios de políticas (p. ej., aumento de impuestos, leyes sobre espacios libres de humo) llevan frecuentemente a los fumadores a buscar tratamientos para esta enfermedad crónica.

Para la actualización de la Guía, el panel de expertos ha presentado hallazgos analíticos de base científica con un formato accesible y familiar para los médicos en ejercicio. Aunque esto debería ayudar a los médicos en la valoración y el tratamiento de los consumidores de tabaco, los profesionales sanitarios deberían recordar que la recaída es probable, y que refleja la naturaleza crónica de la dependencia. La mayoría de los consumidores de tabaco que a la larga lo deja tiene episodios de recaída en el camino hacia la abstinencia. La recaída no debe desanimar al profesional sanitario ni a los fumadores para hacer un nuevo intento de abandono.

COORDINACIÓN DE LA ASISTENCIA: INSTITUCIONALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO DEL TABAQUISMO

Cada vez hay más datos de que el éxito de cualquier estrategia de tratamiento del tabaquismo no puede separarse del sistema asistencial en el que está incluida. Existen datos sólidos de que la homogeneidad y la eficacia de las intervenciones para ayudar a dejar de fumar precisan intervenciones coordinadas. Al igual que el profesional sanitario debe intervenir en el paciente, también el gestor asistencial, las aseguradoras médicas y los empresarios y los consumidores deben proveer el tratamiento del tabaquismo como un elemento integral de la cartera de servicios médicos. Las aseguradoras médicas y los empresarios y los consumidores deberían asegurarse de que tanto el tratamiento médico como el psicológico de base científica para la dependencia del tabaco sean prestaciones cubiertas y disponibles para sus asegurados, y que los asegurados las conozcan. Los gestores sanitarios también deberían proveer a los profesionales sanitarios con formación, apoyo institucional y sistemas para asegurar la constancia en la identificación de los consumidores de tabaco y las intervenciones en estos pacientes. Por ello, las aseguradoras médicas, los empresarios y los consumidores y las organizaciones asistenciales deberían promover el uso de tratamientos cubiertos y evaluar el uso y los resultados en sistemas de medición del rendimiento89. Finalmente, cada vez hay más datos de que para obtener un máximo beneficio para la salud pública, se debería aumentar el acceso a tratamientos eficaces durante la aplicación de medidas para el control del tabaquismo al nivel poblacional y después de dicha aplicación (p. ej.; incremento de los impuestos sobre el tabaco y leyes para mantener lugares libres de humo), que incrementan la motivación y el apoyo en los intentos de abandono90

METODOLOGÍA DE DESARROLLO DE LA GUÍA

INTRODUCCIÓN

Las recomendaciones del panel pretenden proveer a los profesionales sanitarios de estrategias eficaces para tratar a los fumadores. En esencia, este documento es una guía de práctica clínica. Estas recomendaciones se han planteado por dos objetivos. El primero fue identificar estrategias terapéuticas eficaces. El segundo fue formular y presentar recomendaciones que fueran fáciles de aplicar en los diferentes contextos clínicos (p. ej., atención primaria; unidades especializadas; farmacias; hospitales, incluyendo los servicios de urgencias; lugares de trabajo; y consultas escolares) y en diferentes poblaciones de pacientes.

La actualización de la Guía se basa en tres revisiones sistemáticas de la literatura científica disponible. La primera se realizó durante la realización de la primera Guía original publicada en 1996 e incluyó la literatura disponible desde 1975 hasta 1994. La segunda revisión se realizó para la Guía del 2000 e incluyó la literatura disponible desde 1995 hasta 1999. La tercera empleó la bibliografía existente desde 1999 hasta junio de 2007. Las tres bases de datos se combinaron en una sola, que se utilizó en el análisis del 2008.

Los expertos identificaron que los estudios aleatorizados y controlados con un placebo eran los que tenían el mayor nivel de evidencia. Por ello, los datos obtenidos de estudios aleatorizados y controlados sirven de base para el metanálisis y para casi todas las recomendaciones contenidas en esta Guía. Se han planteado dudas sobre los testigos tratados con un placebo ya que algunos individuos adivinan el tratamiento que están utilizando con niveles mayores que los que explica el azar91. Por ello, es posible que en el típico estudio aleatorizado y controlado no se controlen completamente los efectos del placebo. Se debe tener en mente este fenómeno cuando se analizan los resultados de un metanálisis sobre medicamentos. Además, en estudios sobre terapia conductual con frecuencia no es posible controlar los efectos inespecíficos del placebo.

Los expertos ocasionalmente realizaron recomendaciones sin estudios aleatorizados y controlados cuando se encontraban con un problema importante de práctica clínica para el que había otros tipos de datos científicos. Esta Guía identifica claramente el nivel de evidencia que sirve de base para cada recomendación.

TEMAS INCLUIDOS EN LA GUÍA

Los expertos identificaron el consumo de tabaco como conducta diana, y a los consumidores de tabaco como la población clínica de interés. Se evaluó la eficacia de los tratamientos de la dependencia del tabaco, así como las intervenciones dirigidas a modificar la conducta tanto de los profesionales sanitarios como de los sistemas sanitarios. Al principio del proceso de actualización de 2008 se consultó a los miembros del panel de expertos, a otros expertos externos y a un consorcio representativo para determinar los aspectos de la Guía del 2000 que se debían actualizar. Tras las consultas surgieron las siguientes recomendaciones principales que guiaron el proceso de la actualización: (1) realizar nuevas revisiones de la literatura y metanálisis sobre temas distinguidos por su importancia en salud pública y para los que se dispone de nuevos datos; (2) revisar las recomendaciones previas e identificar un grupo de recomendaciones para las que se deben revisar nuevos datos; se prestó especial atención a aquellas situaciones clínicas en las que los expertos habían alcanzado previamente el consenso en ausencia de estudios controlados relevantes (Nivel “C” de recomendación) para asegurarse de que en estas situaciones todavía estaba justificado el respaldo de la Guía; (3) considerar de nuevo las estrategias que se podrían emplear en la práctica clínica para proporcionar intervenciones breves contra el tabaquismo (véase Capítulo 3); e (4) identificar temas importantes para investigaciones futuras. El panel eligió 11 temas de los 64 considerados para los metanálisis actualizados (véase tabla 1.1)

Tabla 1.1. Temas elegidos por los Expertos de la Guía del 2008 para actualizar el metanálisis.

Tabla 1.1

Temas elegidos por los Expertos de la Guía del 2008 para actualizar el metanálisis.

Una intención específica de esta actualización de la Guía fue repasar los datos existentes sobre el tratamiento clínico del consumo de tabaco. No se revisaron de forma exhaustiva las intervenciones para la prevención primaria del tabaquismo, con la excepción de las intervenciones que tenían especial relevancia para la práctica clínica. Para una mayor información sobre prevención primaria los lectores pueden leer el Surgeon General’s Report de 1994 (Preventing Tobacco Use Among Young People41) y el Surgeon General’s Report de 2000 (Reducting Tobacco Use6). No se consultaron las intervenciones comunitarias (p. ej., campañas en los medios de comunicación) que no se aplican habitualmente en atención primaria. Para una mayor información sobre las campañas de prevención se puede consultar la guía Guide to Community Preventive Services de los Centers for Disease Control and Prevention92. La actualización de la Guía no examinó los datos sobre los intentos de dejar de fumar sin ayuda, porque esta Guía se centró en las intervenciones clínicas. Finalmente, no se consideraron las estrategias de reducción de la exposición93 (estrategias en las que el fumador altera, más que elimina, el consumo de tabaco en un intento de reducir o disminuir las consecuencias nocivas) debido a la ausencia de datos y al hecho de que quedan fuera del ámbito de una guía de práctica clínica basada en el tratamiento del tabaquismo. La investigación no ofrece respuestas a preguntas clave sobre la reducción de la exposición, como sus consecuencias poblacionales en cuanto al abandono y el inicio del consumo, los beneficios a largo plazo en comparación con los obtenidos de las estrategias centradas en la abstinencia, y el éxito en la reducción de la exposición a toxinas del tabaco a largo plazo.

Esta actualización está diseñada para dos tipos de público: primero; profesionales sanitarios; y segundo, gestores sanitarios, aseguradoras médicas y empresarios y consumidores. Está diseñada para emplearla en diferentes contextos clínicos, como consultas privadas, consultas dentales, farmacias, centros sanitarios académicos, clínicas de drogodependencias y psiquiátricas, líneas telefónicas, organizaciones asistenciales gestionadas, departamentos de salud pública, hospitales (incluyendo el servicio de urgencias), y consultas escolares y laborales. Los beneficiarios definitivos de esta actualización son los fumadores y sus familias.

PROCESO DE DESARROLLO DE LA GUÍA

El proceso de desarrollo de la Guía actualizada de 2008 (véase figura 1.1) se inició a mediados del 2006. La metodología fue la misma que se siguió para la realización de la Guía del 2000 excepto lo reseñado específicamente.

Figura 1.1. Proceso de desarrollo de la Guía del 2008.

Figura 1.1

Proceso de desarrollo de la Guía del 2008.

SELECCIÓN DE LOS DATOS CIENTÍFICOS

Se seleccionaron artículos publicados, aleatorizados, controlados y sometidos a revisión externa para disponer del mayor nivel de solidez científica como apoyo de las recomendaciones de la Guía. Esta decisión se basó en el juicio de que los estudios controlados y aleatorizados son la base científicamente más sólida para establecer comparaciones de efectividad. Sin embargo, la mayoría de estos artículos se realizó con sujetos que buscaban tratamientos de forma activa y se prestaban voluntariamente a cumplir los requisitos de la investigación. Es probable que estos sujetos estuvieran más motivados para dejar de fumar que los fumadores típicos que habitualmente se encuentran en la práctica clínica. Por ello, las estimaciones de los porcentajes de abstinencia que ofrecen los metanálisis pueden sobreestimar el nivel de abstinencia real que producen algunos de los tratamientos en la práctica cotidiana. Sin embargo, los análisis realizados para las ediciones previas de la Guía sugerían que los efectos del tratamiento (razón de posibilidades o RP) son relativamente estables independientemente de que el sujeto solicite el tratamiento (“buscadores de tratamiento”) o de que le incluya con estrategias inclusivas de reclutamiento (“todos los que llegan”). En los metanálisis se usaron exclusivamente estudios controlados y aleatorizados. Sin embargo, los expertos reconocieron que en ocasiones estaban justificadas las variaciones de los criterios de inclusión de los estudios. Por ejemplo, la investigación sobre intervenciones en adolescentes frecuentemente asigna la intervención en base a unidades amplias, como las escuelas. Se permitió que estas unidades, y no los individuos, sirvieran como unidades de análisis cuando se analizaron las intervenciones en adolescentes. En tales casos se combinaron los estudios para incluirlos en los metanálisis si cumplían otros criterios de inclusión. Se empleó una estrategia similar para la revisión de la investigación sobre sistemas de salud.

En algunas áreas los expertos evaluaron y juzgaron estudios que no eran estudios aleatorizados y controlados para formar la opinión y el juicio del panel, aunque no se incluyeron posteriormente en los metanálisis. Esto ocurrió con temas específicos como el tratamiento del tabaquismo en poblaciones concretas, intervenciones personalizadas y coste-efectividad de los tratamientos del tabaquismo.

Revisión de la literatura y criterios de inclusión

Para identificar la literatura evaluable se revisaron aproximadamente 8.700 artículos. Se añadieron 2.700 documentos a los revisados para la Guía del 2000. Estos artículos se obtuvieron tras una búsqueda realizada en 11 bases de datos electrónicas y revisiones de resúmenes publicados y bibliografías. Se consideró que un artículo era apropiado para el metanálisis si cumplía los siguientes criterios de inclusión establecidos a priori por el panel de expertos: (a) describía resultados de un estudio aleatorizado y controlado con un comparador/placebo de intervenciones terapéuticas para el tabaquismo con aleatorización al nivel del paciente (salvo lo anotado previamente); (b) presentaba resultados de seguimiento de al menos 5 meses después de la fecha de abandono (excepto en aquellos casos de estudios que evaluaban los tratamientos del tabaquismo en embarazadas); (c) se había publicado en una revista con revisión externa; (d) se había publicado entre enero de 1975 y junio de 2007; (e) se había publicado en inglés; y (f) se refería a uno de los 11 temas elegidos para su inclusión en la Guía del 2008 (véase tabla 1.1). Es importante hacer notar que los criterios de cribado de los documentos se actualizaron para la Guía de 2008. Como resultado de las revisiones de la literatura original y actualizada se identificaron más de 300 documentos para su posible inclusión en el metanálisis y los expertos examinaron en detalle otros más de 600 artículos adicionales. Estos últimos artículos se utilizaron para la formulación de las recomendaciones del panel de expertos que no se basaban en los metanálisis. La búsqueda de la literatura para el proyecto de actualización se validó comparando los resultados con los de una búsqueda realizada por los CDC y tras una revisión realizada por el panel de expertos.

Cuando un mismo autor había publicado varios artículos que podrían ser cumplir los criterios de inclusión en el metanálisis, se revisaron los artículos para determinar si contenían los mismos datos. Cuando dos artículos presentaban datos de un mismo grupo de pacientes, se revisaban ambos artículos para asegurarse de que se obtenían datos completos. En el metanálisis se trataron los datos como si fueran de un solo trabajo

Preparación de las tablas del nivel de evidencia

Dos grupos de revisores de la Guía leyeron y codificaron independientemente todos los artículos que cumplían los criterios de inclusión. Los revisores codificaron las características del tratamiento que se utilizaron para el análisis de los datos (véanse Tablas 6.1 y 6.2 en el Capítulo 6). El mismo procedimiento general de codificación que se utilizó durante el proceso de realización de la Guía del año 2000 se utilizó para la actualización de 2008. Cuando se realizaron ajustes al proceso de codificación, los artículos codificados con el proceso original se recodificaron para reflejar los cambios de clasificación (p. ej., se utilizaron criterios de codificación más refinados para codificar la intensidad de tratamiento).

Un tercer revisor analizó la codificación de los dos primeros y adjudicó las discrepancias. La adjudicación de las discrepancias que no se pudieron resolver mediante este proceso corrió a cargo del director del proyecto, el presidente del panel y el científico principal del panel. Finalmente, el director del proyecto revisó campos clave de todos los artículos aceptados para el metanálisis como control de calidad final. Después se compilaron los datos y se utilizaron para los correspondientes análisis o deliberaciones de los expertos. Los análisis realizados para la Guía del año 2000 revelaron que las categorías de codificación de las intervenciones podían ser empleadas de forma fiable por evaluadores independientes94.

Datos de resultados

Seis meses de seguimiento después de la fecha de abandono es el tiempo de seguimiento estándar para recoger los datos de los ensayos clínicos. Por lo tanto, fijar un tiempo de seguimiento de 6 meses permitió a los investigadores obtener datos del mayor número de los trabajos de investigación. Además hay datos que indican que un alto porcentaje de los que vuelven a fumar lo hace antes de los 6 meses95–98. Como el cumplimiento estricto de un punto temporal de 6 meses de seguimiento habría eliminado un número importante de estudios, se permitió una ventana de 1 mes para poder incluir estudios con 5 meses de seguimiento, aunque en los trabajos que disponían de datos a los 5 meses y también a los 6 meses se utilizaron estos últimos. En trabajos con resultados de abandono más allá de los 6 meses se emplearon los que se acercaban más a los 6 meses, siempre que no superaran los 3 años. Raras veces se disponía de datos más allá de 3 años, y no se los incluyó en los análisis de la Guía. En el área del tratamiento farmacológico, el metanálisis que se puede observar en la Tabla 6.26 se repitió con datos a más largo plazo (10 a 14 meses tras el abandono). Este metanálisis adicional con un mayor tiempo de seguimiento replicó en general los resultados encontrados en el marco temporal de los 6 meses. Esto indicó que el punto temporal de seguimiento más corto e incluyente detectaba tamaños del efecto que eran similares a los que se obtenían con períodos de seguimiento mayores. Hubo una excepción a la selección de los datos de seguimiento que se acaban de describir. En el caso de estudios en embarazadas se analizaron los resultados tanto antes del parto como después (5 meses).

El panel de expertos también codificó la confirmación bioquímica de la abstinencia referida por los propios pacientes. Los análisis de las Guías previas demostraron que tanto los estudios con confirmación bioquímica de la abstinencia como los que no la tenían daban resultados similares en los metanálisis. Por lo tanto, los metanálisis que se presentan en esta Guía reflejan una combinación de estos estudios. Sin embargo, en los trabajos que disponían a la vez de datos con confirmación bioquímica y sin ella se emplearon en el análisis los que tenían confirmación. Como en la Guía del año 2000, en el metanálisis de fumadoras embarazadas sólo se usaron los estudios que empleaban verificación bioquímica, debido a la menor disposición a reconocer el consumo tabaco por las mujeres embarazadas.

Todos los nuevos metanálisis de la Guía del 2008 se basaron exclusivamente en datos de intención de tratar, en los que el denominador fue el número de participantes aleatorizados al tratamiento y el numerador fue el número de pacientes abstinentes con los que se contactó en el seguimiento. Algunos metanálisis llevados a cabo para las Guías de 1996 y de 2000 incluyeron un pequeño número de estudios en los que el denominador estaba formado sólo por participantes que habían completado el tratamiento. La inmensa mayoría de los trabajos de todos los análisis presentaba datos de intención de tratar, y se utilizaron estos datos si estaban disponibles ambos.

Los estudios se codificaron según la medida de abstinencia empleada: “abstinencia puntual”, “continua” o “desconocida/otra”. Si los datos de abstinencia se basaban en el consumo de tabaco un período de tiempo determinado (generalmente 7 días) anterior al momento de la consulta de seguimiento, se codificaba la abstinencia como “abstinencia puntual”. Se utilizó el término “abstinencia continua” cuando un estudio describía la abstinencia en base a si los pacientes del estudio se habían mantenido abstinentes del consumo de tabaco de forma continua desde la fecha de abandono. Se utilizó “Desconocida/otra” cuando no era posible discernir en un estudio si los autores utilizaron una medida de abstinencia puntual o de abstinencia continua, o si la abstinencia se contaba desde un punto temporal distinto a la fecha del abandono.

Como en las Guías de 1996 y 2000, se utilizó como criterio de valoración principal la abstinencia puntual, generalmente a los 7 días cuando este dato estaba disponible, y no la abstinencia continua. Se prefirió la abstinencia puntual por diversas razones. Primero, fue el método de descripción más utilizado en los estudios analizables. Segundo; los datos de “abstinencia continua” pueden infraestimar el porcentaje de personas abstinentes en momentos determinados del seguimiento, aunque algunos estudios aprecian que estas tasas son similares99. Finalmente, la mayoría de las recaídas se produce pronto tras el intento de abandono y persiste95–97,100–102. Es evidente que una medida puntual de abstinencia obtenida a los 6 meses incluirá la gran mayoría de las recaídas. Por lo tanto, siempre que fue posible se emplearon los datos de abstinencia puntual de 7 días. Si los datos de abstinencia puntual no estaban disponibles, la alternativa preferida eran los datos de abstinencia continua.

Técnicas metanalíticas

La principal técnica analítica empleada en esta Guía actualizada fue el metanálisis. Esta técnica estadística estima el efecto de un tratamiento o una variable en un grupo de investigaciones relacionadas. El principal modelo metanalítico empleado en esta Guía y en las dos previas fue la regresión logística con un modelo de efectos aleatorios. El modelo se aplicó al grupo de tratamiento, y los efectos del estudio se trataron como efectos fijos. El experto en metodología del panel eligió el modelo de efectos aleatorios, asumiendo que tanto las poblaciones en estudio como los tratamientos analizados variarían de unos estudios a otros (p. ej., el asesoramiento podría haberse aplicado de forma diferente en dos centros diferentes). El modelo de efectos aleatorios es adecuado para adaptarse a las variaciones entre los diferentes estudios103. Los estadísticos emplearon el programa EGRET Logistic Normal Model 104 . Se puede encontrar una revisión completa y detallada del modelo metanalítico en el informe Smoking Cessation Guideline Technical Report Nº 18, disponible en AHRQ como publicación AHCPR Publication Nº. 97-N004. Los artículos específicos empleados para cada uno de los metanálisis incluidos en la Guía de 2008 se pueden encontrar en www.surgeongeneral.gov/tobacco/gdlnrefs.htm.

En general el metanálisis se utilizó sólo con estudios con aleatorización al nivel de los pacientes. Sin embargo, en algunas áreas (cambios de los sistemas sanitarios, adolescentes) los estudios a menudo incluyeron la aleatorización a otros niveles (p. ej., profesionales sanitarios, clínicas, etc.). Tales estudios fueron usados en los metanálisis de un pequeño grupo de temas cuando había un número suficiente de estos estudios como para poder realizar inferencias. La selección de dichos artículos consideró factores como ausencia de independencia de los datos, evaluación de la situación previa a la intervención o basal, y el número y el tipo de las unidades de mayor nivel.

El primer paso en el metanálisis fue la selección de estudios relacionados con la característica del tratamiento que se iba a valorar. Una vez identificados (p. ej., los que contenían una intervención de autoayuda si se iban a valorar las intervenciones de autoayuda), el panel de expertos valoraba los estudios para asegurarse de que cumplían los criterios de inclusión. Algunos criterios de inclusión eran generales (p. ej., que el estudio tenga datos con un seguimiento mayor de 5 meses), mientras que otros criterios eran específicos de las características del tratamiento evaluadas (p. ej., en el análisis de las líneas telefónicas de ayuda al fumador, la selección garantizaba la seguridad que en los grupos de tratamiento no se introdujera confusión por las diferentes intensidades del asesoramiento en una misma persona).

Después se inspeccionaron los distintos grupos (grupos de tratamiento y testigo) de cada estudio para identificar los factores de confusión que pudieran poner en peligro la interpretación. Se excluyeron del análisis los grupos con confusión intensa. Después se codificaron las características relevantes de cada grupo para realizar comparaciones analíticas significativas. Los criterios para realizar el metanálisis incluían: (1) el panel de expertos consideraba que el tema elegido para el metanálisis tenía una relevancia clínica significativa; (2) había al menos dos estudios sobre el tema que cumplían los criterios de selección, y los estudios incluían condiciones de control o de comparación adecuadas (p. ej., cada estudio debía aportar al menos dos grupos para poder estimar los efectos dentro del estudio); y (3) había un nivel aceptable de homogeneidad entre los estudios en las variables y los tratamientos analizados de modo que fuera posible extraer inferencias significativas (p. ej., un tratamiento analizado fue suficientemente similar en los diferentes estudios, lo que permitió que la combinación de los estudios fuera significativa).

Limitaciones de las técnicas metanalíticas. Varios factores pueden poner en peligro la validez de los metanálisis. Por ejemplo, los sesgos de publicación (particularmente la tendencia a publicar sólo los estudios con resultados positivos) podría llevar a obtener conclusiones resumen sesgadas. El complemento del sesgo de publicación es el “efecto del archivador”, por el cual no se envían para su publicación los resultados negativos o neutros. Además, la magnitud o la importancia de estos efectos sobre el metanálisis puede depender de factores tales como la frecuencia de administración de los tratamientos en el conjunto de datos y qué tratamientos se administraron simultáneamente con otros tratamientos. Cuando todos los demás factores son iguales, un tratamiento que se administra con poca frecuencia en el conjunto de datos tiene menos probabilidad de ser significativo que un tratamiento que se administre con más frecuencia. Además, cuando dos tratamientos se administran simultáneamente con frecuencia en los mismos grupos de pacientes es difícil separar estadísticamente el efecto de cada uno de ellos. Además, puede haber sesgos de comparabilidad cuando se codifican como si fueran iguales grupos o tratamientos muy diferentes (p. ej., cuando los tratamientos son similares solamente en un atributo superficial).

Para las ediciones previas de la Guía se evaluó la posibilidad de generalizar los hallazgos de los metanálisis en relación con si los pacientes solicitaban el tratamiento para dejar de fumar (“selección propia”) o si el tratamiento se prestaba sin que el paciente lo solicitara (“todos los que llegan”, como cuando el tratamiento se administra como parte integral de la atención sanitaria). La realización de dos metanálisis diferentes en estos grupos ofreció resultados muy similares en diferentes dimensiones del tratamiento (p. ej., formato del tratamiento, intensidad del tratamiento). En los metanálisis no se estudiaron otras características de las poblaciones (p. ej., años de consumo de tabaco, gravedad de la dependencia)

Interpretación de los resultados de los metanálisis. Los metanálisis dieron coeficientes de regresión logística que se convirtieron en razones de posibilidades. El significado o interpretación de una razón de posibilidades se puede entender fácilmente en un ejemplo que se muestra en una tabla 2 x 2. La tabla 1.2 contiene datos que muestran la relación entre el tabaquismo en el embarazo y el bajo peso al nacimiento de los neonatos. Los datos han sido extraídos de Hosmer y Lemeshow, 2000105. La posibilidad de bajo peso al nacimiento si la madre fuma es de 30:44, o 0,68 a 1. La posibilidad de bajo peso al nacimiento si la madre no fuma es de 29:86, o 0,34 a 1. Se puede estimar la razón de posibilidades como (30/44)/(29/86) = 2,02 a 1. Por lo tanto, de forma aproximada se puede considerar que la razón de posibilidades de un resultado puede entenderse como la probabilidad de presentar un resultado en una variable, dada una situación determinada en otra(s) variable(s). En el anterior, la posibilidad de tener bajo peso al nacimiento es aproximadamente el doble en fumadoras que en no fumadoras.

Tabla 1.2. Relación entre tabaquismo materno y bajo peso al nacimiento.

Tabla 1.2

Relación entre tabaquismo materno y bajo peso al nacimiento.

Una vez obtenidas las razones de posibilidades en el metanálisis, se estimaron los intervalos de confianza (IC) del 95%. La razón de posibilidades es únicamente una estimación de una relación entre variables. El intervalo de confianza del 95% presenta una estimación de la precisión de la razón de posibilidades concreta que se ha obtenido. Si el intervalo de confianza del 95% para una razón de posibilidades determinada no incluye el 1, entonces la razón de posibilidades representa una diferencia estadísticamente significativa entre el tratamiento evaluado y la situación de referencia o control con un nivel de significación de 0,05. Los intervalos de confianza generalmente no serán perfectamente simétricos alrededor de la razón de posibilidades por las propiedades de la distribución de este parámetro. Los intervalos de confianza no revelan si los tratamientos activos difieren significativamente entre sí, sólo si difieren de la situación de comparación (p. ej., placebo, ausencia de contacto). En el metanálisis incluyente de medicación, las comparaciones de una medicación activa frente al parche de nicotina se realizaron con contrastes a posteriori, no basándose en la superposición de los intervalos de confianza.

Después de calcular las razones de posibilidades y sus intervalos de confianza, las razones de posibilidades se convirtieron en porcentajes de abstinencia y sus intervalos de confianza del 95% (basándose en las tasas de abstinencia en las categorías de referencia). Los porcentajes de abstinencia indican la tasa estimada de abstinencia a largo plazo lograda con el tratamiento o la característica del tratamiento estudiada. Los resultados del porcentaje de abstinencia son estimaciones aproximadas derivadas de los datos de las razones de posibilidades. Por lo tanto, esencialmente duplican los resultados de las razones de posibilidades, pero se presentan porque su significado puede estar más claro para algunos lectores. Dado que el porcentaje de abstinencia con el placebo/testigo para un análisis particular se analiza exclusivamente con los estudios incluidos en ese metanálisis, este porcentaje de abstinencia varía en los diferentes análisis. Los valores de razón de posibilidades y de abstinencia que se presentan en las diferentes tablas son estimados en relación con las diferentes condiciones de control o de placebo.

Cómo leer las tablas de datos

La tabla 1.3 presenta los datos de uno de los metanálisis realizados en esta Guía actualizada. Esta tabla presenta los resultados del análisis de los efectos de las líneas telefónicas de ayuda al fumador proactivas (véase Formatos de tratamiento psicosocial en el capítulo 6). En esta tabla, la condición de comparación, o “grupo de referencia”, para determinar el efecto de los diferentes tratamientos fueron fumadores que no recibieron consejo o autoayuda o lo hicieron de forma mínima. La columna “razón de posibilidades estimada” revela que las situaciones de tratamiento que recibieron ayuda telefónica proactiva tuvieron una razón de posibilidades de 1,6. Esta razón de posibilidades indica un efecto estadísticamente significativo ya que el valor inferior del intervalo de confianza no incluye el 1. Esta razón de posibilidades significa que cuando los fumadores reciben ayuda telefónica proactiva tienen una probabilidad una vez y media mayor de mantenerse abstinentes que si no hubieran recibido consejo o autoayuda, o si éstos hubieran sido mínimos.

Tabla 1.3. Metanálisis (2008): eficacia y tasas de abstinencia estimadas con consejo telefónico proactivo en comparación con una intervención mínima, autoayuda o ausencia de consejo (n=9 estudios).

Tabla 1.3

Metanálisis (2008): eficacia y tasas de abstinencia estimadas con consejo telefónico proactivo en comparación con una intervención mínima, autoayuda (more...)

La columna titulada “Tasa estimada de abstinencia” nos muestra el porcentaje de abstinencia para las dos situaciones de tratamiento. Por ejemplo, la situación de referencia (consejo mínimo o sin consejo) en el conjunto de datos analizados se asoció a una tasa de abstinencia del 10,5%. De forma congruente con los datos de razón de posibilidades que se presentan más arriba, el consejo telefónico proactivo produce incrementos pequeños de la abstinencia (15,5%).

El número total de estudios incluidos en cada metanálisis se presenta en el título de la tabla correspondiente. La lista de los artículos incluidos en cada metanálisis se encuentra disponible en www.surgeongeneral.gov/tobacco/gdlnrefs.htm. Final-mente, la Guía actualizada del 2008 incluye los metanálisis realizados para las Guías de 1996, 2000 y 2008. En el título de cada metanálisis se informa del año en que se publicó por primera vez dicha tabla.

La columna denominada “Número de grupos” especifica el número de grupos de tratamiento en todos los estudios analizados que contribuyen a las diversas situaciones de tratamiento (p. ej., hubo línea telefónica de ayuda en 11 grupos). Por lo tanto, esta columna presenta el número de grupos de tratamiento relativos a cada categoría analizada. Como un estudio puede tener varios grupos de tratamiento, el número de grupos supera al número de estudios incluidos en el metanálisis.

Los datos de las tablas pueden incluir hallazgos de estudios con “todos los que llegan” (pacientes que no solicitaron ellos una intervención terapéutica) y con poblaciones “autoseleccionadas”, estudios que utilizan criterios de valoración de prevalencia de abstinencia puntual y abstinencia continua, y estudios con o sin confirmación biológica, excepto si se especifica lo contrario. Algunos metanálisis (como los que evaluaron fármacos) incluyeron de forma predominante poblaciones “autoseleccionadas” de pacientes que se prestaron voluntarios a tratamientos intensivos. Además, en estudios sobre medicación tanto los pacientes del grupo experimental como los del grupo control típicamente recibieron asesoramiento. Estos dos factores podrían haber producido tasas de abstinencia en los pacientes de los grupos de referencia o del placebo mayores que las que se observan típicamente en los que lo dejan por sí solos. Finalmente, aunque existe una diferencia científica entre eficacia y efectividad106, esta actualización de 2008 emplea exclusivamente el término efectividad, reconociendo que la mayoría de los trabajos resumidos aquí refleja investigación de eficacia, que precisa asignación aleatoria y un alto grado de control experimental. Esto se realizó en aras de la claridad para el público clínico previsto.

Nivel de evidencia

Todas las recomendaciones realizadas por el panel de expertos disponen de una puntuación de su nivel de evidencia que indica el grado de calidad y cantidad del apoyo empírico. Cada recomendación y su nivel de evidencia reflejan el consenso del panel de expertos.

A continuación se describen los tres niveles de evidencia:

  1. Múltiples ensayos clínicos aleatorizados, relacionados directamente con la recomendación, ofrecieron un patrón homogéneo de resultados.
  2. Algunos datos de ensayos clínicos aleatorizados respaldan la recomendación, pero el apoyo científico no fue óptimo. Por ejemplo: había pocos ensayos aleatorizados, los ensayos existentes eran algo inconstantes, o los estudios no se relacionaban directamente con las recomendaciones.
  3. Se reserva a situaciones clínicas importantes en las que el panel de expertos alcanzó el consenso en ausencia de ensayos aleatorizados y controlados relevantes.

Como ya se ha señalado, los expertos evaluaron datos de trabajos no aleatorizados para ayudar a entender ciertos aspectos (p. ej., aspectos políticos). Si las recomendaciones se basaban principalmente en dichos datos, eran de nivel “C” y dependían de la homogeneidad de los hallazgos en diferentes estudios. En algunas áreas los datos de máxima calidad no dependieron de ensayos clínicos (p. ej., trabajos de coste-efectividad). En estas áreas la puntuación del nivel de evidencia dependía del número, la calidad y la homogeneidad de los estudios y de los datos. Finalmente, los expertos declinaron hacer recomendaciones cuando no había datos relevantes o los datos eran demasiado débiles o heterogéneos para respaldar una recomendación.

Advertencias sobre las recomendaciones

El lector debe reconocer algunas advertencias sobre las recomendaciones de la Guía. Primero, no se debe confundir la ausencia de estudios con la demostración de falta de efectividad. En algunas situaciones hay pocos datos directos de la efectividad de un tratamiento, y en estos casos los expertos no presentaron ninguna opinión. Segundo, aun cuando había suficientes estudios para realizar un metanálisis, un resultado no significativo no demuestra la falta de efectividad. Por el contrario, la ausencia de significación indica que no se ha demostrado la efectividad con los datos disponibles.

El mayor énfasis de la actualización de esta Guía se pone en identificar las intervenciones eficaces, en clasificar las intervenciones por su efectividad. El principal objetivo del proceso analítico es identificar intervenciones eficaces. La selección o uso de técnicas o estrategias particulares de intervención depende de factores prácticos: preferencia de los pacientes, tiempo disponible, formación de los sanitarios y coste, entre otros. Los expertos creen que los profesionales sanitarios deberían elegir la intervención más apropiada de las intervenciones eficaces que se identifican en esta actualización de la Guía, dependiendo de las circunstancias clínicas. Un excesivo énfasis en la eficacia relativa podría desanimar a los profesionales sanitarios a utilizar intervenciones que tienen un efecto pequeño pero fiable sobre las tasas de abandono. Un metanálisis nuevo en esta actualización ofrece pruebas específicas para estudiar la eficacia relativa de diferentes intervenciones. Específicamente, el metanálisis incluyente de los fármacos contra el tabaquismo incluyó comparaciones a posteriori de la eficacia de los diferentes tratamientos con los parches de nicotina (tabla 6.28).

Estas pruebas de eficacia relativa se realizaron sobre este tema porque: (1) se disponía de numerosos tratamientos para la comparación, (2) se ha observado que la selección de entre los diversos fármacos contra el tabaquismo es un importante problema clínico107–109, y (3) las diversas intervenciones son en cierto modo intercambiables y están ampliamente disponibles, por lo que tanto los sanitarios como los pacientes podrían seleccionar una medicación basándose en la efectividad. Finalmente, en ocasiones los expertos encontraron que una intervención era superior a otra sin un contraste estadístico formal; algunas intervenciones fueron tan superiores a la situación de control o a la ausencia de tratamiento que los expertos identificaron que eran superiores a otra intervención. Por ejemplo, aunque un contacto directo mínimo puede incrementar las tasas de abstinencia en comparación con la ausencia de tratamiento, hay pocas dudas de que las intervenciones directas más prolongadas tienen un efecto mayor (véase Capítulo 6).

Revisión externa de la Guía

Para esta actualización los expertos y los miembros de un consorcio invitaron a 106 revisores a que hicieran comentarios. Además, se publicó un borrador de la Guía en el Registro Federal en septiembre de 2007 para recibir comentarios del público. Escribieron comentarios un total de 81 revisores invitados y 15 miembros del público. Los revisores externos fueron profesionales sanitarios, gestores sanitarios, trabajadores sociales, asesores, educadores para la salud, investigadores, consumidores y personal clave de agencias federales y de programas estatales de control antitabaco, entre otros. Todos los revisores externos hicieron declaración de intereses. A los revisores se les propuso analizar la Guía basándose en cinco criterios: validez, fiabilidad, claridad, aplicabilidad clínica y utilidad. Los comentarios de los revisores y del público se incorporaron a la Guía cuando procedió. Dos personas realizaron presentaciones orales ante el Panel de expertos de la Guía durante un período de comentario público de la misma.

Organización de la actualización de la Guía

Esta Guía está dividida en 7 capítulos que reflejan los componentes más importantes del tratamiento de la dependencia del tabaco (véase en la figura 1.2 el modelo de tratamiento):

Figura 1.2. Modelo para el tratamiento del tabaquismo.

Figura 1.2

Modelo para el tratamiento del tabaquismo.

Capítulo 1, Visión general y métodos, aporta una visión general y racional de la actualización de la Guía así como una descripción detallada de la metodología empleada para la revisión de la literatura científica y para desarrollar la Guía original y las actualizaciones.

Capítulo 2, Apreciación del consumo de tabaco, establece la importancia de determinar el hábito tabáquico de todos los pacientes en todas las visitas.

Capítulo 3, Intervenciones clínicas sobre el tabaquismo, tiene como objetivo proveer a los profesionales sanitarios de una guía de intervención mínima para tratar a los fumadores que quieren dejar de fumar, a los que no quieren dejarlo en este momento y a los exfumadores recientes.

  1. Para los pacientes que quieren dejar de fumar, aporta abordajes clínicos breves para ayudar a los pacientes en los intentos de abandono
  2. Para los pacientes que no quieren dejarlo, aporta abordajes clínicos breves con la finalidad de motivar al paciente a realizar un intento de abandono.
  3. Para los pacientes que han dejado de fumar recientemente, aporta intervenciones diseñadas para reforzar el compromiso de los exfumadores de mantenerse sin fumar y para ayudar a los que han recaído.

Capítulo 4, Intervenciones intensivas en el tratamiento del tabaquismo, aporta a los profesionales sanitarios estrategias más intensivas para tratar a los consumidores de tabaco

Capítulo 5, Intervenciones en los sistemas sanitarios, las dianas son los gestores, las aseguradoras médicas, los empresarios y los consumidores, y otras personas con capacidad de decidir que pueden afectar a los sistemas sanitarios. Este capítulo proporciona a los gestores estrategias para modificar los sistemas sanitarios para mejorar la prestación de servicios de tratamiento del tabaquismo.

Capítulo 6, Evidencias y recomendaciones, presenta la base científica de las recomendaciones de esta actualización de la Guía.

  1. Evidencia sobre el asesoramiento y el tratamiento psicosocial:
    Presenta recomendaciones y resultados de análisis sobre valoración del consumo de tabaco y evaluación especializada, consejo, intensidad de la intervención clínica, tipo de profesional sanitario, formato, técnicas de seguimiento, tipos de asesoramiento y terapias conductuales, y combinación de asesoramiento y tratamiento farmacológico.
  2. Evidencia sobre el tratamiento farmacológico:
    Aporta recomendaciones y resultados de análisis sobre las siete medicaciones de primera elección, sus combinaciones, las terapias farmacológicas de segunda elección y otros aspectos del tratamiento farmacológico.
  3. Evidencia sobre los sistemas:
    Aporta recomendaciones y resultados de análisis sobre cambios de sistemas, incluyendo formación de los proveedores, análisis de coste-efectividad y cobertura por los seguros médicos de los tratamientos del tabaquismo

Capítulo 7, Poblaciones específicas y otros temas, aporta información sobre poblaciones específicas, como fumadores positivos para el VIH, fumadores hospitalizados; fumadores lesbianas/gay/bisexuales/transexuales; fumadores con bajo nivel socioeconómico/escasa educación formal; fumadores con comorbilidades médicas; fumadores ancianos; fumadores con enfermedades psiquiátricas, incluyendo trastornos por consumo de sustancias; minorías étnicas y raciales; mujeres fumadoras; adolescentes y niños fumadores; y consumidores de otras formas de tabaco. Este capítulo presenta también información y recomendaciones relevantes sobre la ganancia de peso tras dejar de fumar, con recomendaciones específicas sobre la investigación futura en este tema.

Bibliografía

Dada la gran cantidad de bibliografía recogida en esta Guía, las citas se enumeran en www.surgeongeneral.gov/tobacco/gdlnrefs.htm , y no en este documento. Esto ha sido realizado para reducir la extensión de esta Guía y facilitar la búsqueda electrónica y la manipulación de la bibliografía. En la página web los números de las referencias son los mismos que aparecen en esta Guía actualizada. Las referencias de estudios aleatorizados y controlados incluidas en los metanálisis (de 1996, 2000 y 2008) se incluyen por separado y con un número de tabla y un título. También puede descargarse la actualización entera de la Guía, con y sin bibliografía, desde dicha página web.

La versión en español de la Guía de Tratamiento del Tabaquismo y las citas bibliográficas las puede encontrar en la página web de SEPAR www.separ.es

Copyright © 2010, Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR.
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